martes, 20 de septiembre de 2011

Niña.

Es de noche y cae setiembre.
Me acerco a ti y te observo niña:
Arropada, tranquila, única.
El frío se cuela por la ventana.
Ya termina el invierno.

Descansas tan quieta niña
que tu gesto sería la descripción de paz.
Me acerco para verte mejor,
luces tan bella, exhalas,
te veo respirar.

¿Me permitirías descansar junto a ti?
Y es que he recorrido praderas,
bosques y sabanas enteras.
He caminado playas y dormido bajo lunas
buscando el edén perdido.

Y ahora te encuentra mi alma,
te ve mi corazón y siento
haber encontrado un paraíso en ti.
Al fin conozco el gusto dulce,
la tibieza y la suavidad de ti.

¿Me dejarías acercarme a tu lecho?
¡Oh, mi alma se regocija tanto de sólo mirarte!
Al fin un descanso a mi merced cansada.
Al fin mi niña,
al fin a ti.

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