martes, 15 de febrero de 2011

Divagación.


En medio de confusas confesiones
que fotan en rápidos de leche y algodón,
en medio de humo y colores pastel,
los dias que aparecen en la tranquilidad del lago
como inesperadas sirenas en el paraiso de Odiseo,
no hacen mas que aliviar mi espalda herida
y resanar mi almohada mordisqueada.

Resultan como música sublime para dormir
y me complace estar ahí.
Me complace el silencio.
Me complace estar quieta y única.
Me complace saberme sola y con mi mano en la tuya.
Me observo de lejos contemplando el horizonte
y casi puedo tocar esa nieve blanca con los dedos.

¡Hacia allá voy!
¡Hacia allá vamos!
¡Hacia allá voy!
Te vuelvo a guardar en mi corazón
para que el viaje no te enfríe mucho.
Trato de abrigarte lo suficiente
para que duermas hasta llegar a mi.

Espero no te pierdas en el camino,
espero quieras seguir probando el chocolate frío,
espero te siga gustando el silencio,
espero quieras seguir cerrando la puerta tu solo
porque no la cerraré yo.
Libertad plena.
Cariño. Y nada mas.

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