La señora Rosa* es una paciente con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 desde hace 13 años. No ha estado bien controlada y nadie le informó en realidad de qué se trataba su enfermedad; ella solo sabe que "el azúcar se le sube y eso es malo" Desde entonces no ha recibido correcta asistencia médica y no ha tomado las medicinas que necesita para controlar que los niveles elevados de glucosa en su cuerpo causen los estragos agudos y crónicos propios de la enfermedad acelerando el deterioro de los principales órganos blanco de ésta. Rosa tiene un esposo y 5 hijos, ella es ama de casa. En su hogar quienes trabajan son su esposo y su hija mayor, la cual invierte lo poco que gana en sus estudios técnicos en un instituto local. Le pregunté por qué no había seguido las indicaciones que le dió el médico y me contestó que su esposo no le quería comprar la glibenclamida que necesitaba a diario (Costo del blister por 10 comprimidos: S/ 1.00 soles) Él no considera necesario que su esposa "tome pastillas" a diario si Rosa se siente bien y no le duele nada; además la medicina "es para los enfermos"
Hace más o menos un mes Rosa tiene una herida que no cicatriza en el primer dedo de su pie izquierdo. No sentía mucho dolor así que no le prestaba mucha atención. Ha acudido al centro de salud cercano a su casa muchas veces para que le realicen curaciones. El dolor ha ido en aumento, la herida cada vez se hacía más profunda y las curaciones no daban resultado. Finalmente a algún trabajador de salud, que vió que todo su pié tenía un tinte violáceo, una herida con secreción mal oliente y esto en una paciente con diabetes mellitus tipo 2 que no toma medicamento alguno, se le ocurrió referirla a la emergencia del B-Jospital** al cual asisto. Ella llega sin poder caminar y con el dedo envuelto en gasas sucias y en pésimas condiciones.
La examinaron en la emergencia y la hospitalizan el domingo por la mañana en el piso de medicina interna con el diagnóstico de pié diabético.
Hoy lunes llegan los maestros del piso de medicina interna de mujeres a pasar la visita médica. Tres médicos con más de 20 años de experiencia. Uno que sólo se dedica a leer el periódico del algún paciente mientras se escabulle cuando puede de la ronda diaria (no sé que hace aún tratando pacientes), otro que en verdad sabe mucho de medicina pero a quién su orgullo de Dios olímpico le juega malas pasadas y finalmente el tercero, con profunda carencia de inteligencia emocional para sus relaciones interpersonales y a quién su "criollismo" le juega mal la mayoría de veces. Después de los análisis y estudios básicos (bueno, los que se pueden realizar en el Jospital y los que puede cubrir el SIS***) por los que suelen pasar los pacientes de éste tipo se descubre en una radiografía de pié que las falanges y los metatarsianos del primer dedo del pié izquierdo de Rosa casi han desaparecido a raíz de la infección. Los maestros discuten entre ellos acerca de la condición de la paciente. Discuten con esa determinación omnipotente después de haber revisado la historia clínica con el médico residente de primer año y con los datos del examen físico hecho por el interno a cargo y por el mismo médico residente (ellos ni siquiera vieron a la paciente, menos le habían tocado un cabello) y resuelven: Rosa tiene osteomielitis y habrá que amputar ese dedo.
Hace más o menos un mes Rosa tiene una herida que no cicatriza en el primer dedo de su pie izquierdo. No sentía mucho dolor así que no le prestaba mucha atención. Ha acudido al centro de salud cercano a su casa muchas veces para que le realicen curaciones. El dolor ha ido en aumento, la herida cada vez se hacía más profunda y las curaciones no daban resultado. Finalmente a algún trabajador de salud, que vió que todo su pié tenía un tinte violáceo, una herida con secreción mal oliente y esto en una paciente con diabetes mellitus tipo 2 que no toma medicamento alguno, se le ocurrió referirla a la emergencia del B-Jospital** al cual asisto. Ella llega sin poder caminar y con el dedo envuelto en gasas sucias y en pésimas condiciones.
La examinaron en la emergencia y la hospitalizan el domingo por la mañana en el piso de medicina interna con el diagnóstico de pié diabético.
Hoy lunes llegan los maestros del piso de medicina interna de mujeres a pasar la visita médica. Tres médicos con más de 20 años de experiencia. Uno que sólo se dedica a leer el periódico del algún paciente mientras se escabulle cuando puede de la ronda diaria (no sé que hace aún tratando pacientes), otro que en verdad sabe mucho de medicina pero a quién su orgullo de Dios olímpico le juega malas pasadas y finalmente el tercero, con profunda carencia de inteligencia emocional para sus relaciones interpersonales y a quién su "criollismo" le juega mal la mayoría de veces. Después de los análisis y estudios básicos (bueno, los que se pueden realizar en el Jospital y los que puede cubrir el SIS***) por los que suelen pasar los pacientes de éste tipo se descubre en una radiografía de pié que las falanges y los metatarsianos del primer dedo del pié izquierdo de Rosa casi han desaparecido a raíz de la infección. Los maestros discuten entre ellos acerca de la condición de la paciente. Discuten con esa determinación omnipotente después de haber revisado la historia clínica con el médico residente de primer año y con los datos del examen físico hecho por el interno a cargo y por el mismo médico residente (ellos ni siquiera vieron a la paciente, menos le habían tocado un cabello) y resuelven: Rosa tiene osteomielitis y habrá que amputar ese dedo.
Los tres médicos asistentes RESPONSABLES DIRECTOS DE LA PACIENTE (no el residente ni el interno ni la enfermera ni la técnica de enfermería) los tres internos, el médico residente, los 4 alumnos de uno, los 5 de otro, 2 de otro que los encargo a uno de los anteriores y yo nos colocamos alrededor de la paciente. Rosa nos mira a todos. Uno de los maestros se le acerca y sin siquiera saludarle le dice: "Flaquita, tu pié esta bien infectado. Te has dejado mucho flaquita y hasta tu hueso esta destruído... Te van a cortar ese dedo de tu pie flaca porque no hay de otra ahorita" Rosa lo mira mientras siente la mano del maestro darle golpecitos en el hombro. Rosa nos mira a todos, mira su pié y llora. Llora despacio pero las lágrimas caen por sus mejillas. Llora porque no sabe que pasa, porque NADIE le dice que pasa y porque no sabe exactamente lo que tiene. Rosa esta en silencio llorando frente a todos los desconocidos que tiene alrededor mirándola como la 216 (su número de cama)
El maestro parece darse cuenta de su error. Nos mira y susurra "ya la malogré" Se vuelve a Rosa y trata de una manera "suave" volverle a decir lo mismo utilizando otras palabras. Trata de explicarle rápido que parte de su pié amputarán y que eso tiene que hacerse si o si para el beneficio de ella. Se vuelve el maestro y caminamos todos hacia la cama 218, la paciente que está frente a Rosa, la 216. Entre esos pasos dice bajito que se le pasó, que no era la manera de tirarle esa bomba. "Ya la fregué ya"
Mientras discuten todos el caso de la 218 no puedo evitar ver a Rosa. Sigue llorando despacito para no molestar a los maestros de la medicina. No puedo evitar sentirme un tanto asqueada por la indiferencia de los maestros, los PRINCIPALES RESPONSABLES DEL MANEJO DE LOS PACIENTES. Me acerco a ella tratando de explicarle qué es lo que le pasa y por qué es que le ha pasado. Lo que me cuenta es básicamente con lo que comencé esta historia.
Termina la visita en medio de risas de los maestros, quienes a las 10:30 de la mañana abandonan el B-Jospital como ya es su costumbre (costumbre absolutamente conocida por la jefa del servicio que se acorta más frente a los Zeus internistas y no les dice ni jota) dirigiéndose a un café cercano a discutir los casos interesantes y concluir finalmente cuál de ellos la tiene más grande.
Terminó la visita médica del día lunes y a mi me deja unas nauseas apenas controlables. Hay 6 Rosas más en el servicio de medicina por las cuales se hace poco o nada; a las cuales se les viola sus derechos de paciente a cada momento y a las cuales se las trata ni más ni menos como "la 216"
Me pregunto si tratarían igual a la mamá de alguno de sus colegas Dioses. No creo. "Ellas son diferentes pues, son las mamás de los colegas, son conocidas, son recomendaditas. Ni hablar flaca"
* Rosa = No use el nombre de la paciente por cuestión ética.
**Jospital = Para referirme a uno de los hospitales de la ciudad de Trujillo.
***SIS = Seguro integral de salud.